El escritor argentino obtiene el galardón por su libro Una felicidad repulsiva. Se presentaron 123 obras de España y América Latina
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Guillermo Martínez nació en 1962 en
la ciudad de Bahía Blanca. Es profesor de la Universidad de Virginia
(EE. UU.)./Claudia Rubio./elpais.com, eltiempo.com
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Una felicidad repulsiva de Guillermo Martínez, libro de cuentos ganador. |
Relatos que “pueden llevar por leves pendientes de una felicidad
familiar perfecta al descubrimiento más macabro, o encontrar
derivaciones dramáticas insospechadas de la fricción entre ciencia y
religión, o debatirse entre el sexo y la muerte”, bajo el título de Felicidad repulsiva (Planeta), del argentino Guillermo Martínez, ha obtenido el I Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez.
El galardón, convocado por el Ministerio de Cultura de Colombia y la
Biblioteca Nacional, en alianza con el Instituto Cervantes de España,
fue concedido este viernes en Bogotá, y surgió poco depués de la muerte
del Nobel colombiano, el 17 de abril pasado.
El libro del autor argentino (Bahía Blanca, 1962), doctor en
matemáticas pero dedicado únicamente a la literatura, fue seleccionado
entre más de 123 títulos presentados y publicados en España y América
Latina. La obra ganadora, según el jurado, está compuesta por once
cuentos que “bordean la línea tenue que separa la locura de la cordura,
la fatalidad de la coincidencia, y el sueño de la pesadilla”. Destacó,
también, la unidad y solidez, la sutileza y el equilibrio, como
características de su prosa, así como el dominio vigoroso del género:
“Este libro refleja, además, una mirada peculiar en la que el absurdo,
el horror, lo fantástico y lo extraño que arranca de lo cotidiano, son
tratados con absoluta maestría”.
Este libro refleja, además, una mirada peculiar en la que el absurdo,
el horror, lo fantástico y lo extraño que arranca de lo cotidiano, son
tratados con absoluta maestría
El premio es una de las maneras como Colombia quiere homenajear a su gran escritor, y autor de obras como Cien años de soledad.
“El cuento tiene ahora un galardón a la altura de su medida”, dijo
durante la ceremonia de premiación Consuelo Gaitán, directora de la
Biblioteca Nacional.
El escritor argentino competía con un grupo de cinco finalistas entre los que estaban la argentina Carolina Bruck, con su libro Las otras; el mexicano Héctor Manjarrez, con Anoche dormí en la montaña; el español Óscar Sipán, con Quisiera tener la voz de Leonard Cohen para pedirte que te marcharas; y el chileno Alejandro Zambra, con Mis documentos.
Al recibir el premio, dijo que el género del cuento está un poco
desfavorecido en el mundo editorial, pero confía en que iniciativas como
este galardón lo fortalezcan. También recordó a su padre, fallecido:
“Pensaba que con la literatura no podría ganarme la vida, aunque fue él
quien nos inspiró a mí a mis hermanos el amor por la literatura".
En palabras del autor, los cuentos, que fueron escritos a lo largo de
10 años, tienen en común el suspenso. “Son historias de lo cotidiano,
pero en un momento se transforman en algo cercano a lo siniestro, a la
pesadilla, a la locura, de que algo terrible va a pasar”, le dijo a este
diario. Uno de ellos habla sobre el último día de Trotski y otro de una
madre sobreprotectora que trata de criar a un hijo sin exponerlo a la
luz. Varían también en extensión. Tan breves, entre dos y tres páginas
hasta una nouvelle de 50 páginas, que es la que cierra el libro.
Es uno de los escritores argentinos de esta
generación más traducidos del mundo y actualmente dicta clases de
escritura creativa en una maestría de la Universidad Nacional de Tres de
Febrero, Untref
Martínez escribe desde los 14 años y es autor de los dos libros de cuentos Infierno grande y Una felicidad repulsiva, de las novelas Acerca de Roderer, La mujer del maestro, Crímenes imperceptibles (llevada al cine por Alex de la Iglesia y ganadora del premio Planeta en 2003), La muerte lenta de Luciana B. y Yo también tuve una novia bisexual,
todos publicados por Planeta. Su obra también incluye el libro de
ensayos Borges y la Matemática y en el pasado ha sido galardonado con
los premios argentinos del Fondo Nacional de las Artes y el Konex. Es
uno de los escritores argentinos de esta generación más traducidos del
mundo y actualmente dicta clases de escritura creativa en una maestría
de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Untref.
El jurado del premio, presidido por la escritora española Cristina
Fernández Cubas lo formaron el escritor, caricaturista y periodista
colombiano Antonio Caballero, el salvadoreño Horacio Castellanos Moya,
el argentino Mempo Giardinelli y el mexicano Ignacio Padilla.
El mismo García Márqeuz y su familia dieron el visto bueno para que
en los próximos 20 años se premie anualmente un libro de cuentos escrito
en español y editado por primera vez, una apuesta que según la
directora de la Biblioteca Nacional, Consuelo Gaitán, representa la de
cientos de escritores que insisten en escribir cuentos, pero también la
de los editores que realizan grandes esfuerzos por sacar esos libros al
mercado y ponerlos en los circuitos de distribución. Desde la
publicación de La tercera resignación, en septiembre de 1947,
García Márquez escribió más de 40 cuentos, un género que en sus palabras
"parece ser el género natural de la humanidad por su incorporación
espontánea a la vida cotidiana".
El premio también es un homenaje al Gabo lector. "García Márquez leyó
desde que era un niño. Leyó escondido en la casa de los abuelos, en la
cancha de fútbol, leyó con el libro sobre las piernas y oculto debajo
del pupitre en las clases del liceo, leyó en burdeles, en cuartuchos de
mala muerte, en cafés, en el tranvía bogotano que daba vueltas a la
ciudad, leyó en la biblioteca escolar y en la sala de música de la
Biblioteca Nacional. García Márquez leyó poesía, cuentos, novelas,
historia, clásicos griegos y romanos, leyó tiras cómicas y leyó notas de
prensa. Gabo leyó y leyó, y el mundo continúa leyéndolo a él", dijo
Gaitán.
Martínez: "El escritor es un ilusionista"
Con el libro Una felicidad repulsiva
(Planeta), el escritor argentino Guillermo Martínez ganó este viernes la
primera edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, dotado con una bolsa de cien mil dólares (unos 215 millones de
pesos), que entregó el presidente Juan Manuel Santos, en el Teatro Colón
de la capital.
Al anunciar el ganador, el escritor argentino
Mempo Giardinelli, uno de los miembros del jurado, resaltó de Martínez
–en la lectura del acta– “la unidad y la solidez, la sutileza y el
equilibrio, como características de su prosa, así como el dominio
vigoroso del género. Este libro refleja, además, una mirada
peculiar en la que el absurdo, el horror, lo fantástico y lo extraño que
arranca de lo cotidiano, son tratados con absoluta maestría”.
A su turno, el presidente Santos destacó que
con la creación de este galardón, al que Gabo gustoso aportó su nombre
por 20 años cuando el primer mandatario se lo propuso el año pasado en
su residencia de México, se pretende fomentar la lectura y el amor por
este género.
“Queremos que leer sea el cuento de todos los
colombianos. Queremos que el cuento a su vez sea un género favorito no
solo de los niños sino de los lectores de cualquier edad”, dijo Santos,
al anunciar que el Gobierno comprará los libros de los cinco finalistas
de esta edición del premio para distribuirlos en las 1.400 bibliotecas
públicas del país.
En conversación con EL TIEMPO, el
escritor ganador cuenta de qué manera el autor de Cien años de soledad
lo influyó así como sus inquietudes alrededor de los relatos incluidos
en el libro con que ganó.
Los cuentos de su libro premiado se mueven por la línea de la locura, la cordura, las pesadillas y las coincidencias fatales.
¿Cómo los definiría?
Creo que son historias que tienen un elemento
de suspenso. Suspenso no necesariamente de tipo policial, pero sí esta
cuestión de la inminencia de algo que va a ocurrir y que es impredecible
de acuerdo con una lógica del sentido común. A mí me interesa esa clase
de efecto en la literatura. Mi idea del escritor es como si fuera un
ilusionista. Entonces, empieza con algunos materiales que parecen
descartables, y a partir de eso construye una situación que permite ver
algo que es esencialmente distinto.
¿Es decir que los relatos se mueven por un terreno más fantástico?
En este libro hay un cierto retorno al género
fantástico, que para mí fue muy importante en mi formación literaria.
Hay como dos líneas muy claras en la historia de la literatura
argentina: una que tiene que ver con la literatura fantástica, con
nombres como Borges, Bioy Casares, Cortázar, y otra línea que apunta más
a cierto realismo de corte testimonial. A mí me gusta más esa idea en
la que la literatura tiene algo de mundo autónomo con respecto a la
realidad y trato siempre de que aunque parta de una situación real
deriven o se transformen en algo esencialmente diferente.
¿Qué tanto pesó Gabo en su formación literaria?
Yo a García Márquez lo leí en la adolescencia
como parte de una cantidad de lecturas de formación; sobre todo estaban
en mi casa también todos los libros que formaban parte del mismo mundo
de Macondo. Me acuerdo de La hojarasca, La mala hora, El coronel no
tiene quien le escriba y Cónica de una muerte anunciada.
Al recibir el premio, usted destacó esa presencia particular de la mujer en la obra de Gabo, presente también en la suya…
Yo
creo que lo sexual es uno de los elementos que aparecen desde mis
primeros cuentos. Tengo algunos que son muy eróticos, como algunos de
este libro de cuentos. Es una más de las dimensiones de mis novelas: esa
relación con las mujeres y el elemento de tragedia que puede haber
involucrado en ocasiones.
Usted es matemático de formación. ¿Hay algún tipo de diálogo entre ciencia y literatura en su obra?
Mi formación inicial ha sido básicamente la de
un mundo literario, la matemática fue casi un accidente en mi vida. La
formación científica fue algo que llegó mucho después de que yo me
iniciara como escritor. Terminé mi primer libro a los 19 años. Más bien
yo pensaba en terminar una carrera científica para ganarme la vida y
hacer luego una carrera como filosofía o literatura. Pero sí creo que
hay analogías en cuanto a la forma de crear en los dos ámbitos.
Cinco finalistas de primer nivel
Además de Guillermo Martínez, los otros cuatro finalistas fueron los escritores Carolina Bruck de Argentina, con el
libro Las otras; Héctor Manjarrez deMéxico, con Anoche dormí en la
montaña; Óscar Sipán de España, con Quisiera tener la voz de Leonard
Cohen para pedirte que te marcharas, y Alejandro Zambra de Chile, con Mis documentos.
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