lunes, 15 de junio de 2015

La universidad de Texas adquiere el archivo de Gabo

Informe especial

El fondo contiene manuscritos, notas, fotos y correspondencia del fallecido Nobel

Mecanuscrito de Cien años de soledad  de Gabriel García Márquez. / Cortesía del Centro Harry Ransom./elpais.com,elespectador.com
Gabriel García Márquez revisa el texto de  Cien años de soledad. / Cortesía del Centro Harry Ransom./Foto:Hernán Díaz./elpais.com
Gabriel García Márquez en la espuma de la fama por el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura 1982. /Biblioteca Nacional de Colombia./Nereo López.
Gabriel  García  Márquez con su viajero pasaporte cancelado./Centro Harry Random.

Mecanuscrito original de El general en su laberinto de Gabriel García Márquez./Centro Harry Random
Carta comunicado de la Familia García Barcha.

La Universidad de Texas, en Austin, ha comprado el archivo personal del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez y se convertirá en el lugar para que académicos, estudiantes y admiradores puedan consultar fotografías, manuscritos, notas y correspondencia del autor a partir del año próximo.

El fondo ya está siendo transportado a Estados Unidos, adonde está previsto que llegue esta semana. Stephen Enniss, director del centro de investigación en Humanidades de esa facultad, el Harry Ransom, asegura que la negociación para adquirir el archivo comenzó a finales de 2013, cuando el escritor todavía estaba vivo. La librería Glenn Horowitz representó a la familia del autor en la venta. “Visité México [donde García Márquez falleció y donde había pasado las últimas décadas de su vida] en julio de este año para examinar el archivo de primera mano”, cuenta Enniss. “Está en excelente estado”, explica.

En el archivo destacan los borradores de una novela inédita del autor, 'En agosto nos vemos'

El material incluye manuscritos originales de una decena de libros —Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y Memoria de mis putas tristes, entre ellos—; más de dos mil cartas, incluidas algunas de Carlos Fuentes y Graham Greene; borradores de su discurso de aceptación del premio Nobel de literatura en 1982; cuatro decenas de álbumes de fotografías, las máquinas de escribir Smith Corona, ordenadores y álbumes de recortes de periódicos de Latinoamérica y del resto del mundo. “El Centro tiene un laboratorio de conservación de primer nivel. Podemos guardar materiales de todo tipo: papel, fotos, grabaciones, archivos de computadora…”, afirma Enniss.

El director del centro Harry Ransom asegura que García Márquez “en general, no tenía copias de sus cartas, pero hay muchas que recibió de políticos y escritores”, por eso cree que “a la hora de estudiar su vida y obra, sus conexiones internacionales dicen mucho de lo que fue su trabajo”. En el archivo destacan los borradores de una novela inédita del autor, En agosto nos vemos, así como investigaciones para El general en su laberinto y una copia mecanografiada y marcada de Crónica de una muerte anunciada. “Los materiales documentan la gestación y los cambios en la obra de García Márquez y revelan sus luchas con el lenguaje y la estructura”, detalla el comunicado difundido por el propio centro académico. “Estamos planeando organizar un simposio en otoño de 2015, cuando se abra el archivo para la investigación”, adelanta Enniss sobre los planes de futuro del material, que incluyen la digitalización de partes de la colección para que el público general los pueda consultar también.

El Centro Harry Ransom alberga también el material de escritores como Jorge Luis Borges, William Faulkner y James Joyce. “Estamos encantados de que el archivo de Gabo viva en el gran y único Centro Ransom, donde generaciones de estudiosos y amantes de su trabajo podrán profundizar su aprecio y comprensión de su vida y su legado literario”, afirma el hijo de García Márquez, Rodrigo García, en el comunicado.

En Colombia, la ministra de Cultura, Mariana Garcés, lamentó que la documentación termine en Estados Unidos. “Es una lástima no tenerlo”, declaró a la agencia Efe. Otro de los hijos del escritor, Gonzalo García Barcha, dijo a la emisora colombiana Blu Radio que “el Gobierno colombiano nunca se hizo presente ni hizo ninguna oferta”.
Sin embargo, el ministerio de Cultura asegura que a finales de 2013, el Gobierno delegó en la directora de la Biblioteca Nacional, Consuelo Gaitán, la tarea de comunicarle a la familia del Nobel su interés en que el legado del escritor reposara en Colombia. “En las ocasiones en que el tema fue abordado por parte de la Directora de la Biblioteca, la familia manifestó su voluntad por aplazar cualquier tipo de determinación sobre el particular”, dice un comunicado. Aun así, el Ministerio dijo respetar la decisión de la familia, aunque insistió en que la Biblioteca Nacional está en la capacidad de conservar y digitalizar este tipo de archivo. Informa Elizabeth Reyes

 Los papeles perdidos de García Márquez  

Debate acerca de dónde deberían estar estos documentos, que incluyen manuscritos corregidos de varias de sus obras y cartas, entre otras piezas
A finales de 2013, la familia de Gabriel García Márquez contactó al Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas, en Austin (EE.UU.), para negociar la entrega del archivo del escritor, que incluye manuscritos, pruebas corregidas de sus trabajos posteriores a Cien años de soledad, álbumes fotográficos e incluso computadores y máquinas de escribir del autor, según el recuento de Steve Enniss, director de la institución.
Las introducciones entre Enniss y su equipo, que incluye a José Montelongo, experto en literatura latinoamericana de esa universidad, las hizo un intermediario de la familia que contactó al centro por ser el lugar que guarda archivos de William Faulkner, Virginia Woolf y Jorge Luis Borges, entre otros escritores que influyeron en la obra de García Márquez, según cuenta Montelongo.
Esta negociación se conoció ayer, cuando un artículo del diario The New York Times anunció que los papeles de García Márquez son ahora de la Universidad de Texas, gracias a una transacción que Enniss no quiere discutir públicamente. La revelación se hizo al mismo tiempo que el centro como tal aseguró poseer el material que incluye, a grandes rasgos, siete piezas con manuscritos, obras de ficción y la autobiografía del autor, cuatro piezas de correspondencia (con escritores como Julio Cortázar, Graham Greene, Salman Rushdie, Milan Kundera, entre otros) y al menos 10 piezas con álbumes fotográficos, además de máquinas de escribir y computadores, cuyo contenido aún es desconocido, incluso para el mismo Centro Harry Ransom.
“Tuve la suerte de ver el material en México: fue un gran privilegio y una gran suerte gozar de la hospitalidad de doña Mercedes y Gonzalo García Barcha, quien fue uno de los hijos que estuvo ahí mientras estábamos nosotros. Uno no puede evitar un sentimiento de gran emoción al estar ante los documentos que nos permiten acceder al taller del escritor. Hay también una cierta sensación de indiscreción por estar frente a papeles que no estaban destinados a hacerse públicos”, cuenta Montelongo, quien fue una de las personas que en julio de este año fueron a México para evaluar los documentos.
“El archivo no incluye nada anterior a Cien años de soledad, porque, me permito especular, en ese tiempo García Márquez estaba más preocupado con la supervivencia que con la posteridad literaria: era un hombre que viajaba mucho y era difícil hacerlo con papeles y borradores. Cartas y fotos sí hay de la época anterior a Cien años de soledad”, relata el catedrático. En ese viaje de mediados de este año también estuvo Enniss, quien asegura que “el material confirmó nuestras sospechas: que sería de gran interés para alumnos e investigadores, pues es una ventana abierta hacia el proceso creativo de un gran escritor, algo que resulta especialmente cierto en el caso de Nos vemos en agosto”. Enniss se refiere a una novela no publicada del escritor, quien consideró que aún no se encontraba lista para ir a imprenta, aunque han aparecido fragmentos en The New Yorker y en el periódico español La Vanguardia. El Centro Harry Ransom adquirió los manuscritos de por lo menos 10 versiones de este trabajo que, confirma Enniss, podrán ser consultados incluso mientras la familia del autor decide qué hacer con el material en términos de publicación. Claro, serán documentos que probablemente no sean fotografiados ni escaneados ni puestos en línea, al menos hasta que esta cuestión no se decida. “Es el manuscrito más rico en el aspecto de la composición, y aunque sea la única novela no publicada de este archivo, es también una de las más reveladoras en torno al proceso creativo del escritor”, sostiene Montelongo.
Los documentos pasan ahora a un proceso de catalogación que tomará unos meses, según las cuentas de Enniss. Una parte del material de García Márquez estará disponible en línea y todo el proyecto del archivo debe entrar en funcionamiento a mediados del próximo año.
Casi predeciblemente, la adquisición del archivo por parte de la Universidad de Texas, en Austin, desató un debate en Colombia, pleno de patriotismo y algunas acusaciones alrededor de un material que, en la visión de algunos, debería haberse quedado en el país. Algunas versiones incluso señalaron que hubo una especie de puja en la que el establecimiento cultural del país brilló por su ausencia. Enniss, por su parte, asegura que no estuvo enterado de que hubiera conversaciones para ofertar por el material por parte de instituciones, colombianas o de otros lugares, y repite que el Centro Harry Ransom fue contactado por la familia de García Márquez.
Al respecto, el Ministerio de Cultura aseguró que “la directora de la Biblioteca Nacional, Consuelo Gaitán, fue delegada por el Gobierno Nacional desde finales de 2013 para comunicar a la familia García Barcha el interés porque el legado del escritor reposara en Colombia y específicamente en los fondos de la Biblioteca Nacional”. La familia del autor afirmó en un comunicado que “…nosotros decidimos que el archivo de los documentos literarios y del correo fuera al Centro Harry Ransom (…). Hay otra serie de objetos personales de Gabo, como son la máquina en donde escribió Cien años de soledad, la medalla y el diploma del Premio Nobel, así como parte de su biblioteca personal, que están destinadas a la Biblioteca Nacional de Colombia, con quienes hemos mantenido conversaciones durante más de un año”.
Más allá de la inmediatez de la polémica, hay un debate de fondo acerca de quién es el dueño de un escritor, o su obra para este caso: el país donde nació, el país sobre el que escribió o el lugar de donde proviene la lengua que usó para comunicar sus ideas. Llegan a la mente ejemplos levemente problemáticos como Emil Cioran (rumano de nacimiento, escribió en francés, murió en Francia), Joseph Conrad (polaco, escribió en inglés y vivió en Inglaterra), Vladimir Nabokov (ruso, catedrático estadounidense, publicó en ambos idiomas) o incluso el mismo García Márquez: colombiano cuya obra está profundamente vinculada al país y al continente, pero cuya carrera, en buena parte, se desarrolló en México. Cabe recordar que a mediados de los años 80 el autor salió huyendo del país gracias a ciertas amenazas veladas por parte del Gobierno y los militares de turno, todo esto según la propia versión del autor.

Ministerio de Cultura y Biblioteca Nacional se pronuncian sobre archivo particular de Gabriel García Márquez

Ante la información de que los archivos personales del Premio Nobel Gabriel García Márquez fueron adquiridos por The Harry Ransom Center de la Universidad de Texas, el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional se permiten manifestar que la Directora de la Biblioteca Nacional, Consuelo Gaitán, fue delegada por el Gobierno Nacional desde finales de 2013 para comunicar a la familia García Barcha el interés por que el legado del escritor reposara en Colombia y específicamente en los fondos de la Biblioteca Nacional.

En las ocasiones en que el tema fue abordado por parte de la Directora de la Biblioteca, la familia manifestó su voluntad por aplazar cualquier tipo de determinación sobre el particular, hecho que le fue comunicado a la Ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba.

Sobre la supuesta subasta pública vía internet en donde se ofertaron los archivos privados del Nobel, como lo aseguró un medio de comunicación y se ha difundido en algunas redes sociales, el Gobierno Nacional informa que sostuvo conversaciones telefónicas tanto con la periodista del New York Times,  Jennifer Schuessler, como con las oficinas de Glenn Horowitz, también en Nueva York. Ambas fuentes confirmaron que los archivos nunca estuvieron disponibles en subasta pública y que su posible venta no fue anunciada por internet ni por ningún otro medio.

El Gobierno Nacional lamenta que estos documentos no reposen en Colombia pero respeta la decisión tomada por la familia.  Aunque reconoce que la Biblioteca Nacional de Colombia  cuenta con la capacidad para la conservación y digitalización de este tipo de archivos como lo hace con la colección de Mutis, Cuervo y Arciniegas, también exalta que el archivo literario de la Universidad de Texas es uno de los más importantes del mundo, puede garantizar su conservación, así como el uso para fines públicos y de carácter académico, además valora el prestigio de este centro universitario donde reposan archivos tan importantes como el del escritor argentino Jorge Luis Borges y el irlandés James Joyce. 

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