viernes, 23 de enero de 2015

Abierto el Primer Concurso de Cuento Caro y Cuervo 2015: El lenguaje en su laberinto

Como un homenaje a Gabriel García Márquez quien fuera miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo desde 1993, la Asociación de Amigos del Instituto Caro y Cuervo lanza concurso literario e invita a jóvenes escritores a contar el Cuento

Afiche promocional del Primer Concurso de Cuento Caro y Cuervo: El lenguaje en su laberinto./caroycuervo.gov.vo

 No es que el cuento esté de moda o de regreso. Es más, es que el cuento nunca se ha ido. Julio Cortázar afirmaba que “el cuento como en el boxeo, gana por knock out, mientras que la novela gana por puntos”. Así de sencillo. Y es que como en los buenos combates, expertos en narración breve como los pesos pesados, Cortázar, García Márquez, Borges, Poe, Dickens y compañía, nunca escatimaron elogios para un género exigente como el que más. “En una novela el escritor puede ser más descuidado y dejar escoria y lo superfluo, que sería desechable. Pero en un cuento… casi todas las palabras deben estar en su ubicación exacta”, afirmaba William Faulkner, otro grande que le comía cuento al Cuento.
Suena la campana
Este año, por primera vez, la Asociación de Amigos del Instituto Caro y Cuervo (AAICC), lanza el Concurso de Cuento Caro y Cuervo 2015: El lenguaje es su laberinto,que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia y del Instituto Caro y Cuervo.
El PrimerConcurso de Cuento Caro y Cuervo 2015: El lenguaje en su laberinto premiará el cuento que mejor logre representar, ilustrar, indagar o variar en torno a la siguiente afirmación: La lectura es un espacio de reconocimiento del otro.
Podrán optar al premio todos los jóvenes escritores profesionales y aficionados entre los 18 y 25 años de edad, colombianos y extranjeros residentes en Colombia y colombianos residentes en el exterior. La obra presentada debe contar con un máximo de 12 páginas de extensión, ser original, inédita y que no haya sido premiada ni presentada anteriormente a ningún otro concurso.
En un sobre cerrado a nombre del  Primer Concurso de Cuento Caro y Cuervo 2015: El lenguaje en su laberinto y con el pseudónimo escrito en su anverso, se enviarán cuatro (4) originales impresos a la sede centro del Instituto Caro y Cuervo (Casa de Cuervo), Calle 10 No. 4-69, Bogotá, Colombia. Dentro de dicho sobre se incluirá además, un segundo sobre que contenga los datos con nombre y apellidos, dirección, teléfono de contacto y fotocopia autenticada del documento de identidad del concursante.
Desde el lunes 16 de febrero de 2015 se abrirá la recepción de los textos para todos los interesados y su fecha de cierre será el lunes 18 de mayo de 2015.
El premio, que no podrá ser declarado desierto, está dotado con diez millones de pesos colombianos ($10.000.000) para el cuento ganador y será publicado por el Sello Editorial del Instituto Caro y Cuervo. Al segundo y tercer puesto se les otorgará mención de honor y publicación a cargo también del Sello Editorial del Instituto Caro y Cuervo.
Y en esta esquina…
El jurado lo conforman Camilo Hoyos, Subdirector Académico del Instituto Caro y Cuervo, Sarah González, Magíster en Literatura Comparada de la Universidad de Harvard, el escritor y Director del Grupo de Literatura y Libro del Ministerio de Cultura, Nahum Montt y la narradora y Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo de Radio Francia Internacional en 1999, Lina María Pérez Gaviria con su cuento “Silencio de Neón”.
El premio se entregará el viernes 11 de septiembre de 2015, al cierre del IV Festival de La Palabra Caro y Cuervo: El lenguaje en su laberinto, en las instalaciones de la Casa de Cuervo en horario por definir.
Mayores informes y bases del concurso en www.caroycuervo.gov.co/amigos

La obra de García Márquez ha ejercido una influencia notable en escritores de todo el mundo

Gabo que estás en los cielos

Lea pasajes de Italo Calvino, Peter Gay, Salman Rushdie y Natalia Ginzburg sobre la obra del Nobel colombiano

Gabriel García Márquez influyó en notables escritores del mundo entero/revistaarcadia.com
“Aquí estoy pues recorriendo esta superficie vacía que es el mundo. Hay un viento a ras de tierra que arrastra con ráfagas de cellisca los últimos residuos del mundo desaparecido: un racimo de uvas maduras que parece recién cogido del sarmiento, un calcetín de lana, una articulación cardán bien aceitada, una página que se diría arrancada de una novela en lengua española con un nombre de mujer: Amaranta”.
Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero,
Barcelona: Siruela, 1992 
“Se trata de ficción, aunque relatada serenamente como una serie de hechos encadenados por un narrador omnisciente, al estilo patentado –no puedo dejar de repetirlo– por Kafka. El resultado alcanzó una popularidad inmensa, y no sólo entre la élite literaria. De modo muy semejante a Charles Dickens un siglo antes, García Márquez satisfacía diversos registros diferentes del gusto a la vez; incluso los lectores incapaces de apreciar los recursos más sutiles de su narrativa encontraban en la obra algo que les entusiasmaba. En un capítulo dedicado a los éxitos de la vanguardia, Cien años de soledad ocuparía un lugar prominente”.
Peter Gay, Modernidad,
Barcelona: Paidós, 2007 
“En Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, la compañía bananera –encabezada por Mr. Brown, nombre que bien podría salir en una película de Tarantino– masacró a tres mil huelguistas en la plaza mayor de Macondo. Después de la matanza se llevó a cabo una limpieza tan perfecta que el incidente pudo negarse rotundamente. Nunca ocurrió, salvo en la memoria de José Arcadio Segundo, que lo vio todo. Contra la brutalidad, recordar es la única defensa”.
Salman Rushdie, Joseph Anton,
Bogotá: Random House Mondadori, 2012 
“Hace tiempo un periódico me pidió que respondiera a la pregunta de si creía que la novela estaba en crisis, pero no respondí, porque las palabras “crisis de la novela” me parecían detestables y su sonido me sugería solamente malas novelas, ya muertas y bien muertas, cuyo destino me resultaba indiferente. Creo que pensé que no tenía sentido reflexionar tanto sobre la novela y que, si éramos o habíamos sido novelistas, tal vez lo mejor era intentar escribir algunas novelas, aunque fuese para enterrarlas en un cajón en el caso de que no estuvieran vivas. Más tarde leí Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, colombiano que vive en España. (Su editor en Italia es Feltrinelli.) Desde hacía tiempo no leía nada que me impresionara tan profundamente. Si es verdad, como dicen, que la novela está muerta o a punto de morir, saludemos entonces a las últimas novelas que han venido a alegrar la Tierra.
“Sobre Cien años de soledad se ha escrito y hablado mucho, en Italia y fuera, pero a mí me gusta tanto que me da miedo que no se hable lo suficiente, que la gente la lea poco y que se pierda entre las miles de novelas que aparecen y nos llegan de todas partes. (…)
“Leer Cien años de soledad ha sido para mí como oír un toque de trompeta que me despertara del sueño. La empecé sin ganas y esperando que me expulsara. Algo atrapó mi atención y me hizo avanzar con la sensación de hacerlo por un bosque denso y verde, lleno de pájaros, serpientes e insectos. Después de leerlo me dio la sensación de haber seguido el vuelo rapidísimo e inacabable de un pájaro, en un cielo de inacabables distancias donde no había consuelo, donde no había sino la amarga y la vivificante conciencia de lo verdadero. Es la historia de una familia de un pueblo de Sudamérica. Con una estructura intrincadísima, vertiginosa y detallada se descubre el destino de los individuos, misterioso y límpido, trastornado por guerras y por hundimientos y arrastrado por la gloria y por la miseria, pero siempre igualmente libre, secreto y solitario, hasta un punto inmóvil del horizonte en el que un cielo luminoso e inmóvil acoge memorias y ruinas. Pero no voy a hablar de esta novela y no voy a intentar resumirla, pues me gusta demasiado como para comentarla en apenas unas líneas. Solo querría rogar a los que no la hayan leído que la lean sin demora. Yo he pasado dos días sin apartar realmente mi pensamiento de sus páginas, metiendo de vez en cuando la cabeza para ver los lugares y las caras de los que vivían allí, como contemplamos en silencio las huellas y escuchamos en nuestro corazón las voces de las personas a las que queremos”. (…)
Abril de 1969
Natalia Ginzburg, Ensayos,
Barcelona: Lumen, 2009